jueves, 4 de agosto de 2011

MENSAJE CIFRADO

"Sólo te pido que dejemos este parque, que abandonemos
sus municiones, sus reproches para irnos por ahí, como
cascaritas
divertidas de pálidos carnavales, hielo y materia del olvido.
Porque
entre tirones y sufrimientos, la cosa se ha puesto
tan fácil, tan fácil, que nadie
puede resolver sus entusiasmos, ordenar sus festejos."
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Poema de Francisco Urondo.

domingo, 19 de junio de 2011

viernes, 17 de junio de 2011

viernes, 10 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

Urondo, homenaje de la Tv Pública


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Producido por Sebastián Mignona para la Tv pública.

sábado, 4 de junio de 2011

En nombre de la alegría

La Televisión Pública y la Dirección de Extensión cultural dependiente de la Extensión de la UNLP con el auspicio de ARBA, invitan a usted a la inauguración de la muestra que con motivo del día del periodista se realizará este 7 de Junio a las 18:00hs en Figueroa Alcorta 2977, Ciudad de Buenos Aires. La Muestra permanecerá abierta hasta el 30 de Junio de 8:00 a 20:00 hs

viernes, 3 de junio de 2011

Autocrítica

La partida que vino a
buscarme tenía mucho
miedo pero no dio tiempo
a nada, a manotear una
sola arma.
Lástima que entre ellos no
había un solo Sargento Cruz,
sino más bien cobardes,
torturadores, violadores,
cada uno empuñaba una
buena arma larga.
Lástima de Cruz y lástima de
Don Martín que tampoco
estaba.
No hay de que quejarse,
entonces.

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Paco Urondo 1973

viernes, 13 de mayo de 2011

Del otro lado

"Cuando estuvimos desesperados, alguien
contó la historia.

No se la puede escuchar serenamente, tiemblan
las manos, el corazón se encoge de dolor;
da un poco de miedo mirar a la gente, detenerse.

Ocurre lo de siempre.

Estábamos perdidos y la historia era confusa. Nada
tenía que ver con la certeza, ni
con el muslo de la bataclana. No
intervinieron traiciones; no es
una vulgar historia de fervores o de mantenidas.

Tu mano es necesaria para sobrellevarla. También
aquella vez (siempre aquella vez) apagaron
las luces y fue necesaria la presencia de tu mano.

Nos apretamos las manos en la sala impenetrable, temblamos
ante la cólera que aún no se había manifestado, que nunca
llegaría a marcarnos como sospechábamos, sino
de otra manera. Nuestras manos
procuraban ordenar el temblor, dominar el doloroso pánico;
y todo porque Humphrey Bogart había resucitado.

Estábamos perdidos en aquel
cine y él no era como el redentor; su cruz
no era un mandato, era
la inteligencia del hombre, era la resurrección
de la ciencia y de nuestros queridos finados.

Hace mucho que nos pasó esto; la mano
fría del cadáver impenitente
rozaba los sueños,
acariciaba nuestros tiernos rostros despavoridos.

Desde aquella vez no sabemos qué hacer con las historias,
con los muertos que no aceptan su desdichada condición, no
sabemos qué hacer con el miedo; no sabemos
encontrar nuestras manos, nuestra
tristeza. El mundo inconsistente.

Hubo muchas anécdotas como ésta ¿Quién
no tiene cosas horribles que contar? ¿Quién no tiene
su historia? Pero nadie supo qué decir, nadie supo
qué hacer, cuando alguien contó la historia.

Seguramente al escucharla buscarás una mano; será
como antes, pero enseguida
intentarás olvidar que estuvimos tristes o asustados.
Tampoco sabrás qué decir cuando se haga tarde; lo de siempre:
tendrás ganas de llorar, y nada más.

Nadie esperaba una historia como ésta, tan lamentable ¿Por qué
no llorar entonces? ¿Por qué no perderse en la
espesura de la sala?

Se derramará sobre tu memoria,
como el alcohol que se vuelca entre los nervios y la madrugada;
la historia sobrevolará tu linda cabecita,
será un cuervo que sacudirá tus entrañas corrompidas,
que despeinará cariñosamente tu pelo"
 



......... 
Francisco Urondo, 1967


Beatriz y Ángela Urondo, 2008

sábado, 7 de mayo de 2011

La vida por delante



La vida por delante 
 
Por qué hoy, precisamente,
voy a sentir miedo, teniendo
la seguridad de que mamá nos cuida, como
hace tantos años, y
llora desde la puerta
porque estamos enfermos y vamos a morir.
-Mamá no lloraré nunca
desde la puerta: hace frío
cuando alguien se enferma de cuidado
y puede morir-
Por qué hoy se me ocurren
estas cosas tan consabidas; por qué
no hablo de la revolución social o del sufrimiento
anegado en una mujer
de quien su hijo está enfermo; del desarme de la ternura, de
las mareas, de los coches de plaza, de los
cereales, que más no fuera.
-Ah soledad que no puedo
romper. Ah tristeza
aquerenciada,
dueña de tanta memoria-
Por qué hoy no puedo estar alegre. Descuido
lo que tengo, no he sabido vivir, suelo
mirar la vida del otro lado de una puerta. Tengo
frío y ganas de vomitar, te hago
cosquillas en la palma de la mano
para que sonrías un poco, para que me olvides
un poco, para que sueñes un poco, para que saltes
un poco
dormida,
asombrada, lejos, mirando
desde la puerta.
Por qué hoy me doy cuenta de que nunca he tenido
talento para el amor; por favor
una mano; por lo que más quieran,
si llegan a necesitarme, no se olviden de mí. Hoy no puedo
hacer otra cosa que esperar inútilmente
desconsolado, con rabia, con desidia, con miedo,
con vergüenza, con todo lo de siempre: la puerta un poco
entornada, cerca de allí, casi al alcance de la mano.

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Francisco Urondo (Del otro lado. 1960-1965)

martes, 29 de marzo de 2011

Breves, previos.

"Querida Angela,

Ya de vuelta en Inglaterra te escribo por dos cosas. La primera es pedirte una dirección de mail para mandarte el texto del que te hablé (tiene una parte sobre tu blog que me gustaría que leyeras y me dijeras si hay algo que quisieras cambiar). Se publicaría en un libro de la editorial Santiago Arcos el año que viene. Gracias por eso.
Por otro lado, te quería contar que este año un amigo poeta, Eliahu Toker, que lamentablemente falleció hace poco, me envío unos cuadernitos mecanografiados y corregidos a mano de poemas de tu padre. Esto me decía Eliahu:

Querida Jordana,

Existe una lógica respecto de los libros, y es que tienen que ser de aquel/aquella que se los merece o a quien pueden serle útiles. Hay determinados libros de los que no me desprendería por ningún precio y otros que llegaron a mis manos por casualidad. Los de Urondo los compré por curiosidad en una librería de viejo, hace muchos años, cuando había unos "buquinistas" en Plaza Lavalle, yo sabía quién era Urondo y lo que había sucedido con él, y no se trataba de libros comunes sino de uno impreso primitivamente, y el otro una suerte de manuscrito, de modo que los compré y los mantuve todos estos años durmiendo entre mis libros de poesía, esperándote. Me alegró cuando tu mamá me contó de tu interés por él y recordé que tenía ese par de textos que esperaban quién los redimiera. Ya lo encontraron, de modo que son tuyos en toda su ley. Ojalá te sean de interés y utilidad. Va un cariñoso abrazo de

Eliahu.


Son dos libritos amarillentos, La Perichola y Breves. Yo no sé si las correcciones a mano son o no de tu padre, pero en todo caso esos libritos te pertenecen. Yo creo que de alguna manera, pasaron por mi para llegar a vos. De modo que, si querés, te los envío a donde me digas.
Sigo los juicios a través de tus palabras y espero con vos, como bien dijiste, qué ocurran y que sean justos.

Un abrazo
Jordana"


miércoles, 12 de enero de 2011

Cactus Kid

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Letra "Dame la mano" poema de Paco Urondo x música de Cactus Kid. Diciembre 2010

lunes, 10 de enero de 2011

"Muchas Gracias"

Sirve y me inclino
ante tu palabra, luz de mi pensamiento. Abrirán
las puertas, dejarán entender: los artistas, los
intelectuales, siempre
han sacudido el polvo de la realidad; descubrieron
caminos, emancipaciones
que no siempre lograron recorrer: era
prematuro en algunos casos, en otros fue distinto
– convengamos–, otras palabras son, bajar
la corredera de la mira, buscar con el guión
y dar justamente sobre algo que puede
moverse; un bulto,
un meneo a menos de cien metros
de tu corazón vulnerable, también enemigo.
La suerte ha dejado aquí de andar
fallando: se encendió la luz y pudo verse el caos, las
flagrancias: esa mano
allí, esta codicia; el miedo y otras mezquindades se pusieron
en evidencia y el amor
no aparecía por ninguna parte. Recompuestos
de la sorpresa, rendidos ante los hechos, nadie
pudo negar que en este país, en este
continente, nos estamos todos muriendo de vergüenza.
Aquí estoy perdiendo amigos, buscando
viejos compañeros de armas, ganándome tardíamente
la vida, queriendo respirar
trozos de esperanzas, bocanadas de aliento; salir
volando para no hacer agua, para
ver toda la tierra y caer en sus brazos.

...........................................................+
Paco Urondo (quien hoy cumpliría 81 años.)

viernes, 10 de diciembre de 2010

Felipe vallese

Escuché que unos chicos preguntaron:”quién parará la lluvia”; otras
personas estaban escuchando la misma pregunta y, a su vez, comenzaron
a formularla: el dependiente, el despachante de bebidas de importación; hasta pulperos y uruguayitas y otros hermanos continentales abandonaban la vieja y estúpida rivalidad, despejando las nubes del misterio
y confusión sobre la tierra, para preguntar precisamente:”who´ll
stop the rain”. Guardianes del orden se aventuraron en la desesperación para preguntarse también:”quién parará la lluvia” y la pregunta rodó de mano en mano, hasta llegar a los oídos
acolchonados de torturadores, especialistas de toda calaña que nunca
pudieron zambullirse en la gloria del sol:”quién parará la lluvia”, decían
unos y otros y los tontos y los pillos trataban de conjurar el clamor, los nuevos aires que se desataban con las lluvias, el amor que arranca con las tormentas:”quién parará la lluvia”, decían los enfermos
los desamparados, los derrotados y los satisfechos que dejaron de serlo
inmediatamente después de preguntar “quién parará la lluvia”. De inmediato
los éxitos se derrumbaron como pestes triunfales, el New Deal se enredó
en sus cadenas doradas, el doctor Frondizi no se dio cuenta. Los muertos
se plegaron al desafío: asesinados llegaron a levantar la cabeza lacerada y miraron de frente, requiriendo:”quién parará la lluvia”. Y la pregunta se generalizó como los temporales, empujó
los cielos y abrió las luces del espacio.


.....................
Poema de Paco 

domingo, 5 de diciembre de 2010